lunes, 12 de abril de 2010

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Me desagrada esa cara que tiene, esa cara de pedir disculpas por compromiso. Me desagrada porque con esa cara me dio el ultimátum. Uno de los casi diez ultimátum que me tuvo que dar. Es que me costaba entender a pesar de la exactitud de sus palabras.


Me costaba entender,
porque en cuestión de amores nací media retardada.

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miércoles, 7 de abril de 2010



Sepa usted que lo quiero. Y no he de quererlo porque sí, porque apareció en el momento preciso o porque me sobrara corazón. No, yo lo quiero por lo que es usted, por cada elemento que lo forma, por cada cosa que ha adquirido y hecho suya, por lo que deja en el camino y por lo que lleva innatamente. Lo quiero con sus experiencias, con su pasado a medio confesar, con sus heridas, con su herencia y lo que pretende heredar. Lo quiero con las inteligencias que se la han dado y que bien las supo cultivar. Con sus oscuridades y bajezas, miedos, rencores, he de quererlo porque sí, sin motivo definido y sin preguntármelo en demasía.

Lo quiero y no necesita ser nadie distinto para ser digno de lo único realmente sincero y eterno que me queda: mi amor.
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jueves, 1 de abril de 2010

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Volver a mí, a encontrar todo tal como estaba antes. Como volver de vacaciones y encontrar ajeno lo más propio y esencial. Me había perdido. Nunca me creí influenciable, pero sin influencias no se puede existir.
Reencontrarse con lo necesario, desapegarse una vez más de lo terrenal. Conocer el amor, la tristeza, la soledad, el arte y la filosofía por segunda vez. Volver al sin sentido del sentido mismo...


...y conocer el amor, una vez más.
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