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Fui cayendo en una especie de encantamiento.
La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente.
Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca.
-Nunca más, nunca más- pensé, mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo.
Ernesto.
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